jueves, 6 de septiembre de 2012

¿DONDE ESTA LA VERDAD?

  Somos un pueblo de rumores. Somos los mexicanos una fábrica de ideas silenciosas, que vivimos como rehenes de nuestras propias leyendas. El rumor como tal, está sobrecargado, por regla general, de ideas sombrías y cuando éstos aparecen demeritan, inquietan y terminan por ahogar el buen vivir de las ilusiones naturales. Tal es el caso de Santos Laguna desde que López Dóriga incluyó en sus comentarios el hecho, para él absoluto, de que el equipo campeón será vendido por su nuevo dueño, el poderoso grupo holandés A.B., que a su vez adquirió en sumas fabulosas al Grupo Modelo, con todo y sus equipos de beisbol (Venados de Mazatlán y Yaquis de Cd. Obregón).
 
  Se precipitan en casacada entonces, las suposiciones, reinan las especulaciones, fenómenos que se  
registran detrás de los rumores y éstos se extienden como una pandemia, porque el pueblo verdiblanco, (y dejemos que los costeños se ocupen de lo suyo) se sumerge para bucear en un mundo de ideas de todo tipo, no siempre cerca de la realidad, sino cada cual en su propia agua, en sus propias creencias.


  Dijo el laureado periodista y escritor argentino Jacobo Timmerman, cuando en su país reinaba la dictadura militar y cuando éstos manejaban los medios a su conveniencia, una verdad histórica. . .
 
 "Si el hombre del pasado era ignorante porque carecía de noticias, el actual corre el riesgo de serlo, porque le sobran. Sobran las noticias, pero falta información, análisis y significado".
 
  Esos conceptos se aplican ahora mismo en el caso que vivimos.
 
  No deben bastar las incomodidades manifiestas de los dirigentes, sino a éstos brotes de protesta debe
aunarse una sincera declaración de los hechos reales, poniendo a cada cual en su lugar y aclarándolo todo de 
un solo golpe, de cara al pueblo que está preocupado, porque se trata del equipo campeón, de su campeón y 
nadie quiere perderlo como se lo anuncian los rumores. Santos Laguna siempre buceó en un mundo de horror  
pero salió avante con heroicidades y valentías. Entonces hace falta la declaración que conlleve la tranquilidad o 
la espera de un cambio. Algo que nos quite de encima la belleza de la rutina.

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