LA ENCRUCIJADA

El tiempo da para las excusas y éstas se
agolpan dentro de un archivo imaginario para echar mano de ellas cuando fuese
necesario, pero antes el técnico y sus jugadores pretenden escalar la montaña
con lo que mejor saben hacer y con las virtudes que aún les restan, que no son
pocas. Sabe Don Benjamín que hay muchachos como Suárez que no regresa al nivel apetecido,
que Lugo se escapa de los partidos como un moderno Houdini y palpita la
inestabilidad de su defensiva, que exigida, no siempre da los mejores
resultados y se ve titubeante sobre todo por izquierda, donde el joven Osmar
sigue sin encontrar la manera de marcar adecuadamente, por ello se posesiona de
su parcela sin arriesgar al frente, temeroso de un contragolpe.

Santos recuperó su sello de intensidad,
tiene jugadores quizá irregulares por diferentes razones todas, pero es sólido
y solidario en el despliegue y ejerce permanente presión al rival si sus
líderes de juego llegan con las luces encendidas. El talento de sus mejores
valores puede hacer la diferencia en la cancha cuando vengan el momento en que
ésta virtud tenga que aparecer para envolver la problemática y transformarla en
minutos que modifiquen todo, porque viene la etapa clave, donde no hay mañana y
el asunto es que si bien no se alcanza el nivel de juego deseado, puede entrar
en clasificación y ya dentro, el equipo suele levantar considerablemente.
0 comentarios:
Publicar un comentario