jueves, 19 de julio de 2012

SANTOS, ¿Y AHORA, QUE SIGUE?


Dependerá de la salud de sus jugadores. Algunos, como Oribe Peralta, ha sido demasiado exigido, ha tenido lesiones de consideración y poco espacio de recuperación y descanso. Ahora mismo enfrenta la dura prueba de los Juegos Olímpicos y aunque el escenario londinense es también una vitrina maravilla para mostrarle sus condiciones al mundo entero, el estrés y la urgencia de los resultados, aunado a la ilusión propia de humano, acelera el peligro al jugador tan exigido, sabedores todos de que no existen refugios para su talento, ni cuenta con los espacios necesarios para atenuar sus dolencias, es ambiente el suyo, de los que solamente ofrecen escenarios para el riesgo, sin alternativas de ninguna especie. Dicen que la madurez es el arte de vivir en paz con lo que no podemos cambiar y que cuando envejecemos la belleza se convierte en cualidad interior, pero nosotros estamos para hacer los juicios de atletas que ahora mismo, enrolan su vida en una contienda donde los ojos del universo están puestos en ellos y lo que parece sueño de maravillas, de pronto es un océano donde abundan los depredadores, con defensivas que están apretando los puños y Oribe llega a ese valle de ilusiones con todas las fuerzas en contra pero lo suyo es perseverar, jamás doblegarse, sabiendo que mostrarse fuerte atrae el auxilio de los Dioses.

LA LIGA EQUIS

    “Buscad dentro de vosotros y lo encontraréis todo” solía decir Einstein y aunque todo movimiento por cambiar y hacer evolución es plausible, no se miran planteamientos tan diferentes como los escenarios ya conocidos en la competencia doméstica donde ahora se apela al juego limpio, al derroche de la energía en pro del futbol y el espectáculo, desoyendo la maledicencia que inclina a los bárbaros hacia el despliegue de la fuerza desmedida y artera. Santos entonces se ubica el “pole position” como en F1, con jugadores estridentes, como personajes prisioneros de sus sueños, de sus horrores y de sus propios fantasmas en un laberinto de deseo, porque ahora se augura mayor competencia en esta supuesta e ilusionante redimensión del futbol mexicano, donde hasta los noveles deberán convertirse en jaguares.

    Santos deberá plantear sus plegarias para que sus hombres conserven la salud, pues todos han sido demasiado exigidos y les viene una doble tarea, lo que hace pensar en la veteranía de Osvaldo, capitán, líder y guía pero también jugador ya cercano a los 40 que no cuenta con un suplente que le compita el puesto y no existe seguridad si llegara a faltar, porque se carece de la solvencia adecuada para una exigencia que sobrepasa las condiciones de Becerra y no se mira a la redonda a alguien que de pronto plantee clase.

          Santos está para apoyarse en su experiencia y en la vuelta de Hércules, a quien le llega su momento de figurar, sin espacios para fallar. No puede este equipo disponer de huídas de Ludueña del panorama definidor de juego, ni de las ausencias extrañas de Suárez cuando por misterio “se va” del partido, necesita a todos sus hombres tensos y reafirmando la alegría de su presente, multiplicando la ilusión de su futuro con el obligado futbol de lugo lugo y la madurez  de quintero, con alanís dispuesto y firme, con salinas relajado y consistente, con estrada en una vuelta a su propio rol , con aarón reasignado a ser él mismo, sin tomar papeles diferentes en acciones donde queda mal parado y lejos de la marca, con benjamín inmerso en su papel de actor parecido a un monje impecable, que reza en silencio y mira al piso cuando éste cruje, ahora con la seguridad de que será implacable en la diciplina y exigencia, donde prohiba por completo el relajamiento, claro para imponer la conversió de la velocidad o de la paciencia en un grupo cuya ilusión es una flecha en el aire.

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